Una
cuchilla de machete viejo y los pedazos
de ladrillos que caían de una casa
vieja, fueron las primeras herramientas que abrían paso a
la formación artística de Ricardo Maya, quien a sus 5 años de edad jugaba con los trozos de ladrillos que
recogía y hacia pequeñas figuras que venían a su imaginación. Tuvo una niñez sana a pesar de la pobreza en la que se encontraba el país.
Sus padres eran unas personas muy
humildes pero a la vez muy maduras, que a pesar de su bajo nivel de aprendizaje nunca apagaron la pasión que Ricardo sentía por el arte.