viernes, 20 de junio de 2014

Relato de un Taxista




Noche paranormal

Este es el relato de la noche escalofriante que vivió don Manuel González de 46 años de edad, junto a su pasajero quienes se dirigían a Jinotepe, Carazo a eso de las 10:30pm. Así fue como todo comenzó, dijo don Manuel Gonzáles, taxista de Managua. Entre al turno de la noche que es a  las 8pm, ya tenía el taxi listo para salir. Me dirigí a bello horizonte en busca del primer pasajero, una señora me hizo parada y me pidió la llevara por Enabas central, nos pusimos de acuerdo con el precio y abordo el taxi. Luego que ella se bajó, encontré a otros pasajeros hasta que se dieron las 9:30pm, antes de salir de casa me propuse terminar a las 11pm lo más tarde por temor a la delincuencia que circula por las noches en las calles de Managua.

Llamada Inesperada

Recibí una llamada como a las 9:45pm, era un viejo amigo que me solicitó le hiciera un viaje expreso a Jinotepe, Carazo a esa hora de la noche, porque tenía a su mamá enferma de gravedad y le urgía estar con ella. Me dijo que me llamó porque no confiaba en otro taxista para solicitarle el viaje, la pensé por unos instantes, pero me conmovió la circunstancia y acepte. Fui a traerlo a su casa, para irlo a dejar a donde me había dicho.


En la carretera sur

Tome la carretera sur, iba con un poco de temor por la hora, por  el peligro delincuencial y también por los accidentes, cuando ya habíamos pasado la casa embrujada del crucero (Quinta Santa Angélica), de pronto a lo lejos vimos a una mujer que nos hacía parada, sola en la calle obscura. Al instante desconfié en detenerme, pero mi amigo insistió que me detuviera, me dijo: ¡párate, párate! Esa jañita se ve buena, móntala. Al mucho que insistió le hice caso y me detuve. Fue entonces cuando la vimos de cerca, era una joven de aproximadamente unos 27 años, muy bonita, blanca, pelo amarillo, con un vestido corto, una cartera pequeña y bien emprendada.
A mí me llamo mucho la atención, porque que podría hacer una muchacha hermosa, así de emprendada a esas horas de la noche y sola. A mi amigo le gustó mucho, ¡Claro, era hermosa! Pero había algo que a mí me tenía inquieto. Cada vez que yo salgo me encomiendo a Dios para que guarde mi camino. Mi amigo le iba tomando platica a la muchacha y ella igual, yo le pregunte que adonde era su casa y me dijo que más adelantito. Y le pregunte si no le daba miedo andar con esas prendas de oro sabiendo la delincuencia de hoy en día y me dijo que no porque no era tan peligrosa la zona. Cuando estábamos cerca de entrar al crucero ella pidió me detuviera, me puse nervioso y lo primero que pensé es que era una delincuente y que esa era su forma de operar. En eso nos salimos, mi amigo le dijo: ¿para que queres  que nos bajemos aquí? Los dos estábamos asustados, ella se tocó la cartera y yo pensé que nos apuntaría con una pistola, en eso me empiezo a encomendar al señor, y ella me dijo: ¡cállate! Y ahí fue cuando dije: ¡la sangre de cristo me cubra!, ¡la sangre de cristo me cubra! En eso en un abrir y cerrar de ojos, la mujer desapareció y se vino un tufo a azufre, mi amigo me queda viendo y yo a él, nos quedamos con la boca abierta y le dije: vámonos, ni quiera Diosito lindo, ese era el diablo disfrazado de mujer. Entramos al taxi y arranque. Esa noche no volví a Managua, me dio tanto miedo volver a tomar la carretera. Me vine hasta en la mañana y dormí en la casa de mi amigo, fue una experiencia horrible que no se la deseo a nadie la verdad.

A ciencia cierta se desconoce que pudo haber sido la manifestación de aquella mujer, o cual era el propósito de aparecerse a pedir ray y decirles se bajaran del carro, ahora don Manuel González a conseja a sus colegas taxistas que no transiten esa carretera de noche porque le puede aparecer a ellos también aquella misteriosa mujer.



Por: Hazel Espinoza

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